Los límites del sentido común.
En algún rincón de ese hogar llamado psique, el ser humano confiesa que la cosa no marcha como debería. ¿Pero quién dijo que eso tenía que funcionar? ¿De dónde surge esta extraña idea según la cual vivir consiste en que los presupuestos cuadren?
Frente a su torpeza crónica, el único animal que necesita ser filósofo inventó ideas y luego se sometió a las mismas. Consecuentemente, no sabe bien si la cosa se estropeó por obedecer a las ideas, o si estaba torcida de antemano. Si autoriza la primera sospecha, prosperará la pasión del retorno a lo natural. Si reconoce la segunda, el cinismo o la cobardía devendrán tentaciones golosas.
Pero la existencia, por ser humana… ¿qué presupone?
Partamos del sentido común…


