¿Qué pasa cuando intentamos olvidar lo que amamos? ¿Qué queda de una relación cuando su huella es extirpada de la conciencia? La película Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (Michel Gondry, 2004) plantea una ficción tan inquietante como reconocible: borrar los recuerdos dolorosos de una relación fallida mediante un procedimiento tecnológico, digamos que una técnica científica. El protagonista, Joel, devastado luego de su separación con Clementine, descubre que ella ha decidido eliminar todo recuerdo de su relación. A raíz de ello, acude a la misma empresa, Lacuna Inc., para someterse al mismo proceso. Pero durante el procedimiento, ya dentro de su subconsciente, Joel revive momentos compartidos con ella y empieza a resistirse a borrarlos: ¿es posible olvidar lo que alguna vez deseamos? Intenta esconder memorias, desplazar imágenes y conservar lo que alguna vez significó algo. Finalmente, ambos terminan encontrándose de nuevo en un viaje en tren, sin saber que ya compartieron una historia. Se sienten misteriosamente atraídos. Descubren sus viejas grabaciones, donde se critican y lastiman, pero aun así deciden volver a intentarlo. ¿Podemos desligarnos voluntariamente de aquello que alguna vez nos constituyó?


